Cómo ayudar a un hijo con Trastorno obsesivo-compulsivo

El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) genera pensamientos perturbadores conocidos como obsesiones, además de impulsar a ejecutar comportamientos específicos conocidos como compulsiones (o rituales). Los niños y adolescentes que padecen TOC se encuentran atrapados en un agotador ciclo de pensamientos ansiosos, rituales y ansiedad.

Si crees que tu hijo puede tener TOC, lo mejor es que conciertes una cita con un pediatra o un especialista en salud mental. Tienen capacidad para detectar el TOC u otros problemas que podrían ser la causa de los síntomas de su hijo.

¿Cómo se trata el TOC?

Los niños que reciben tratamiento para el TOC reciben terapia cognitivo-conductual (TCC). La terapia consiste en la instrucción en las habilidades necesarias para manejar y aliviar los sentimientos ansiosos. Se les enseña a enfrentarse a sus miedos de forma segura, sin recurrir a acciones repetitivas.

Los médicos pueden recetar medicación a determinados niños con TOC, además de terapia.Los médicos recetan a los niños que necesitan medicación Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina (ISRS).

La terapia para un niño es más eficaz si uno de sus padres o cuidadores participa en el tratamiento. De este modo, los padres pueden desarrollar la capacidad de guiar a su hijo a través de los síntomas del TOC, ayudarle a practicar las habilidades aprendidas en terapia y proporcionarle apoyo diario.

¿Qué señales pueden notar los padres?

Obsesiones 

Los pensamientos repetitivos e inductores de ansiedad asolan la mente y la consumen sin descanso. Los jóvenes con trastorno obsesivo-compulsivo desean desesperadamente evitar que estos pensamientos les atormenten sin parar. Enfrentarse a estos pensamientos parece un reto impredecible.

Los padres pueden detectar obsesiones como miedos o preocupaciones intensas en sus hijos. Los niños con TOC pueden sentirse inusualmente angustiados por: los gérmenes, la suciedad, las enfermedades, las heridas o el daño si alguien pudiera enfermar, herirse o morir, las cosas que parecen estar mal o fuera de lugar, la posibilidad de que los malos pensamientos se hagan realidad, las cosas que no están rectas, uniformes o dispuestas “justo a la derecha”.

Compulsiones (rituales)

El niño realiza estas acciones para sentirse mejor. Para el niño, los rituales parecen una forma de detener los pensamientos y aliviar los miedos. Cree que son una forma de evitar que ocurran cosas malas.

Los padres pueden notar que los niños:

  • Tocan, golpean o pisan de formas inusuales
  • Ordenan las cosas una y otra vez
  • Repiten palabras, frases o preguntas
  • Tienen muchas dudas y les cuesta elegir
  • Se lavan o limpian más de lo necesario
  • Tardan mucho en hacer cosas, como vestirse, ducharse, comer o hacer los deberes.

Es posible que los niños impliquen a sus padres en rituales, que éstos pueden no percibir inicialmente como tales. Por ejemplo, un niño con TOC puede pedir que le tranquilicen una y otra vez. Un niño puede insistir en exigir a sus padres que digan o hagan algo un número determinado de veces o de una forma concreta. Los niños y adolescentes que padecen TOC pueden experimentar obsesiones, compulsiones o ambas.

Sentimientos

Para los niños puede ser un reto enfrentarse a los síntomas del TOC. Al principio, entregarse a rituales puede parecer que les proporciona cierto alivio.

Sin embargo, los rituales siguen aumentando día a día. Empiezan a exigir horas extra y a consumir energía valiosa. Como resultado, los niños pronto se encuentran con que les queda poco tiempo para dedicarse a actividades que realmente les gustan.

Los pensamientos, emociones y rituales del TOC se manifiestan como un ciclo estresante. Esto puede hacer que sea difícil concentrarse en la escuela, divertirse con los amigos, conciliar el sueño o relajarse. Los niños pueden parecer:  

  • Ansiosos, preocupados
  • Frustrados, irritables
  • Tristes, cansados
  • Molestos cuando no pueden hacer un ritual
  • Necesitar que uno de sus padres les asegure constantemente que todo va bien

Es concebible que algunos niños se muestren reticentes a revelar a sus padres los pensamientos, miedos y comportamientos causados por el TOC. El miedo puede ser una experiencia privada y vergonzosa, que causa confusión y lleva a las personas a guardarse la lucha para sí mismas o a intentar ocultar sus rituales. Es posible que los padres no adviertan signos de TOC entre los niños que intentan sufrir en silencio, con obsesiones y compulsiones que ya se han manifestado de forma silenciosa pero reveladora.

¿Cómo puedo ayudar a mi hijo?

Así como señala nuestra colaboradora María Stroman, si usted cree que su hijo puede tener TOC, es recomendable que lo ayude de la siguiente manera: 

  1. Habla con tu hijo sobre lo que has observado. Dirígete a él con simpatía, escúchale con atención y transmítele afecto.Di algo que se aplique a la situación de tu hijo, como por ejemplo “Me he dado cuenta de que pasas mucho tiempo poniéndote los calcetines a la perfección e intentando combinarlos. Parece que te causa mucho estrés conseguir que te queden perfectos”.
  2. Hazles saber que una fuente potencial de su angustia y organización se conoce como TOC.Aconseja a tu hijo que pida cita con un médico para saber si es esto lo que le ocurre.
  3. Programa una cita con un psiquiatra o psicólogo infantil. Tu pediatra puede ayudarte a localizar al profesional adecuado.Para diagnosticar el TOC, pasarán tiempo hablando contigo y con tu hijoIndagarán sobre los síntomas de tu hijo para identificar signos de TOC. 
  4. Participa en la terapia de tu hijo. Una parte del tratamiento consiste en educar a los padres sobre cómo abordar los síntomas del TOC de su hijo. Infórmate sobre las formas en que puedes echar una mano. Obtén conocimientos para ayudar al crecimiento de tu hijo sin sucumbir a sus rutinas.
  5. Tenga paciencia. Recuperarse del TOC no es una solución rápida, sino un viaje de visitas a terapia y práctica de las técnicas aprendidas. Recuerda asistir a todas las sesiones de terapia y apoya a tu hijo elogiando sus esfuerzos y comunicándole tu orgullo por sus progresos. Y lo que es más importante, recuérdale continuamente que el TOC no es culpa suya.