Asperger y Autismo: ¿qué los distingue?

Ambas afecciones que se encuentran asociadas en el Manual de Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) . Pero eso no significa que sean lo mimo, de hecho se diferencian en varios puntos esenciales. 

No existen  pruebas sólidas que puedan distinguir fehacientemente al Asperger del autismo. Sin embargo, desde la mirada de los expertos, todos coinciden en que ambos trastornos provocan comportamientos distintos: desde la manera en la que se comunican hasta cómo aprenden. 

No hay dudas que tanto quienes tienen Asperger, así como también las que tienen autismo, afrontan retos únicos. Sin embargo, es importante destacar sus dones excepcionales. Y también sus diferencias: 

  1. Rara vez hay retraso en el lenguaje

Mientras que los niños con autismo parecen distantes, los que padecen Asperger suelen querer interactuar con los demás.  

Aunque les gusta conversar, a los niños con Asperger les resulta difícil comunicarse y pueden parecer socialmente torpes.  Pero en comparación con los niños con autismo, no tardan en empezar a decir sus primeras palabras.

La dificultad para mantener el contacto visual y leer las expresiones faciales y hablar sin emoción son rasgos característicos del Asperger. A los niños y adultos con Asperger también les cuesta reconocer y expresar sus propios sentimientos. 

Algunos niños con Asperger tienen un vocabulario muy avanzado y pueden convertirse en expertos en memorizar datos sobre un tema concreto. Por ejemplo, pueden recordar y recitar estadísticas deportivas específicas o datos sobre dinosaurios.

Algunos niños con Asperger se describen como “superdotados” y con talento intelectual. Pueden tener un rendimiento académico excepcional, pero no siempre es así, ya que muchos también tienen problemas de conducta que pueden frenarles. (2,4)

  1.  Momento del diagnóstico

La edad media de diagnóstico de un niño con autismo es alrededor de los 4 años. (5)

Los niños con Asperger no presentan signos notorios, y esto tiene un resultado negativo en sus vidas porque muchas veces suelen ser diagnosticados erróneamente o tardíamente. Incluso, existen muchos que llegan a la adultez y recién lo descubren. Esto evita que puedan tener un correcto acceso al tratamiento y puedan potenciar sus virtudes, disminuyendo los efectos negativos de la afección.  

Uno de los momentos en el cuál  los padres suelen distinguir que su hijo o hija tiene Asperger es cuando empieza a vincularse con otros niños de su edad  o comienza a asistir a actividades sociales.

Los médicos suelen diagnosticar incorrectamente a estos pequeños con el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Pero este es más un problema de socialización, que de concentración de la atención. 

  1. Sus cerebros están conectados y formados de manera diferente

Algunas investigaciones han sugerido que los niños con síndrome de Asperger, a diferencia de lo que antes se pensaba, no tienen patrones cerebrales iguales  a aquellos que son autistas.

Para descubrir esto, los cientificos utilizaron la electroencefalografía (EEG) que les permitía estimar la cantidad de señalización que se produce entre las áreas cerebrales de los niños que tenían cada una de las afecciones.

Allí se reveló que la actividad cerebral no es la misma, lo que sugiere diferencias en la forma en que sus cerebros están conectados. Pueden tener conexiones más fuertes en el hemisferio izquierdo del cerebro en comparación con los niños autistas. 

Otras investigaciones descubrieron que una región del cerebro que controla el lenguaje tiene más pliegues en los niños autistas que en quienes tienen  Asperger. 

  1. Síntomas menos graves en el Asperger

Se suele señalar que las personas con Asperger son “autistas de alto funcionamiento”. Esta terminología actualmente es cientificamente aceptada, pero aún es debatida por los profesionales de la salud.

Sin embargo, nadie duda que es correcto afirmar que las personas con Asperger  experimentan síntomas menos graves que quienes padecen autismo.  Esto hace que puedan ser capaces de vivir de forma independiente. Incluso pueden incorporarse en el sistema educativo sin ningún tipo de inconveniente. Es sabido que, incluso pueden superar en rendimiento a cualquier neurotipico. En cambio, hay muchos niños autistas que necesitan educación y apoyo especializados, aunque no todos. 

¿En qué se parecen el Asperger y el autismo?

Antes mencionamos las diferencias entre el Asperger y el autismo. Pero estos también tiene síntomas en común. Los niños con ambos trastornos pueden tener:

  • Dificultad para mantener relaciones
  • Problemas para expresar sentimientos o emociones
  • Problemas para mantener el contacto visual
  • Sensibilidad a determinados alimentos o sonidos
  • Problemas con las habilidades motoras
  • Deseo de seguir horarios estrictos
  • Obsesión por determinados temas  

Tanto los niños autistas como los que padecen Asperger pueden ser percibidos por los demás como “torpes” en situaciones sociales. Además, ambos trastornos suelen agitar rápidamente las manos. 

Tu médico puede ayudarte a identificar rasgos específicos que pueden clasificar mejor a tu hijo.

Sin embargo, en su mayor parte, los niños con síndrome de Asperger y autismo encuentran obstáculos comparables y se benefician de enfoques de tratamiento similares.