Empatía y apoyo emocional, las claves para acompañar a una persona neurodivergente
La neurodivergencia puede manifestarse de diversas formas en el estilo de aprendizaje, la comunicación, la socialización y el procesamiento sensorial. Aunque estas distinciones pueden plantear retos únicos, también ofrecen perspectivas, puntos fuertes y contribuciones valiosas a la sociedad.
¿Cómo podemos acompañar a una persona neurodivergente?
La neurodiversidad es un concepto interesante que reconoce y acepta que hay variaciones naturales en el funcionamiento del cerebro de las personas. Aceptar la neurodiversidad es un desafío que debe llevarse a cabo en los distintos ámbitos de la sociedad como las escuelas, las familias y las comunidades. A continuación, algunos consejos que pueden contribuir a aceptar, acompañar e integrar a la comunidad neurodivergente a la sociedad.
1. El punto de partida es comprender: ¿qué es la neurodiversidad?
La neurodiversidad es un concepto que acepta la variación natural de la cognición y el comportamiento humanos. Es un cambio de paradigma, en el sentido que reconoce que las diferencias neurológicas, como las que se observan en el autismo, el TDAH, la dislexia y otras afecciones, no son déficits que haya que curar o normalizar. Por el contrario, son aspectos de la diversidad humana que hay que celebrar y tener en cuenta.
María Stroman, fundadora de la organización “Creando Luz”, nos explica que la neurodiversidad es la idea de que existen variaciones naturales en el funcionamiento del cerebro de las personas y en su forma de experimentar, comprender e interactuar con el mundo. Esto significa que existen diferencias naturales en la forma en que las personas aprenden y se comunican y que, por lo tanto, no corresponde a las personas neurodivergentes cambiar. Más bien, los entornos son los que deben cambiar para incluir y aceptar mejor las diferencias.
Aproximadamente 1 de cada 5-6 niños presenta variaciones en su desarrollo cerebral. Estas variaciones incluyen las que se observan en el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), el autismo y la dislexia.
2. Aceptar la neurodiversidad: ¿en qué consiste?
La aceptación de la neurodiversidad consiste en incluir, celebrar y apoyar a la comunidad neurodivergente. Sus diferencias forman parte de la variación natural y no necesitan ser tratadas ni modificadas. Por lo tanto, aceptar la neurodiversidad implica:
- Reconocer que las personas neurodivergentes pueden hacer las cosas de forma diferente a los niños neurotípicos. Ellos tienen la posibilidad de abrirse a distintas maneras de pensar y vivir la vida. Podemos encontrar en esta aptitud un enriquecimiento complementario a nuestro sentipensar.
- Adaptar las tareas y actividades escolares para que los niños neurodivergentes puedan participar plenamente.
- Fomentar al máximo las habilidades de los niños neurodivergentes, especialmente aquellas de las que se sienten orgullosos.
- Ayudar a las personas neurodivergentes a desarrollar formas distintas de realizar las tareas y actividades cotidianas.
- No esperar que los niños neurodivergentes cambien comportamientos como la estimulación, que no interfiere con sus actividades cotidianas
- Asegurarse de que las escuelas, los clubes deportivos, los grupos sociales y las organizaciones comunitarias incluyan y apoyen las diferencias.
3. Generar diálogo orientado a la integración de personas neurodivergentes en la familia, la escuela y la sociedad en general
La neurodiversidad puede formar parte de la vida social cotidiana. Para facilitar la tarea de integración se recomienda que todas las familias (incluso aquellas familias neurotípicas) hablen con sus hijos sobre neurodiversidad, neurodivergencia y aceptación. Por ejemplo, puede decirles: “El cerebro de algunas personas funciona de forma diferente al de otras. Esto significa que también aprenden y hacen amigos de forma diferente”.
Por otra parte, la aceptación de la neurodiversidad implica crear un entorno de apoyo y aceptación que valore los puntos fuertes y débiles de cada niño. En este punto, resulta clave informarse sobre la neurodiversidad y los distintos trastornos neurodivergentes para poder comprender y apoyar mejor los casos puntuales que puedan presentarse en la escuela, el trabajo, o el club.
Si usted es padre, madre o tutor de un niño neurodivergente, hable abierta y honestamente con su hijo sobre sus diferencias y hágale saber que le quiere y le acepta tal como es. Durante ese diálogo, anime a su hijo a abrazar sus intereses y puntos fuertes, y ofrézcale oportunidades para perseguir sus pasiones. Resaltar sus virtudes, puede ayudarles a ganar confianza y conciencia de sus habilidades y fortalezas únicas.
Por último, apuntando a una integración más eficiente, María Stroman, de la organización “Creando Luz”, recomienda buscar y contactar con otras familias que tengan hijos neurodivergentes para compartir experiencias y apoyarse mutuamente. De lo que se trata en este punto es de crear comunidad. La comunidad incluye grupos de padres, amigos, familiares y personas de la comunidad neurodivergente. Se puede aprender mucho sobre los recursos de los grupos locales de padres en las redes sociales, por ejemplo.
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