Niños con problemas de aprendizaje: cómo ayudarlos
Tratar con un niño que tiene dificultades de aprendizaje puede resultar una experiencia difícil, sobre todo durante sus años escolares. Sin embargo, es muy importante recordar que un niño con esta afección puede sentirse a menudo rezagado en comparación con sus compañeros, excluido y posiblemente culpable por “no ser tan inteligente” como los demás.
Sin embargo, los padres pueden ayudar utilizando técnicas de crianza positiva, como centrarse en el esfuerzo más que en los logros. En este artículo, junto a nuestra colaboradora María Stroman, te comentaremos algunos consejos para que tengas en cuenta al momento de tratar con un niño con problemas de aprendizaje.
Aplicar la escucha activa en el hogar
Como en cualquier relación sana, el acto de escuchar es un componente crucial. Sin embargo, con un niño que tiene dificultades de aprendizaje o neurodiversidad, esto se vuelve aún más relevante.
Es fundamental comprender las necesidades de tu hijo e igualmente valioso hacerle saber que puede confiar en ti. Hay varias formas de ayudar a tu hijo mediante una comunicación sólida:
- Los diagnósticos no los determinan
Puede resultar bastante difícil reconocer cuándo tu hijo difiere de los demás, sobre todo de una forma que podría repercutir negativamente en toda su vida. Sin embargo, es preferible obtener un diagnóstico temprano siempre que sea posible. De ese modo, puedes servirles mejor satisfaciendo sus necesidades y solicitando ajustes en las escuelas. Para ello, es aconsejable que dejes a un lado tus emociones y confíes en los profesionales para encontrar la atención adecuada para tu hijo.
- Busca soluciones adecuadas para tu hijo.
Es fácil buscar en Internet una solución única para todos los casos, pero no siempre es útil.
El tratamiento convencional del TDAH, la dislexia y otros trastornos no funciona para todo el mundo. Proporcionar a tu hijo la misma orientación que a cualquier otro niño con el mismo diagnóstico es inútil e ilógico. Prueba cosas nuevas y comprueba si funcionan.
- Infórmalo sobre su diagnóstico
Mantener una conversación con tu hijo sobre su discapacidad puede ser un reto; puede sentirse incómodo si se le etiqueta como diferente o se le encasilla en la terminología médica. Sin embargo, es una sabia decisión compartirlo con ellos.
Su hijo puede sentirse menos solo al darse cuenta de que hay otros que pasan lo mismo. Esto le ayudará a entender que no hay nada de “malo” en cómo es. Descríbeles su estado y lo que conlleva. Aclárales que una discapacidad no es un fracaso, ni algo que debería determinarlos.
- Haz preguntas a tu hijo
Si sientes el impulso de pedir consejo exclusivamente a profesionales, no está mal. Sin embargo, ellos no comprenden la discapacidad de tu hijo de la misma manera que él. Consulta a tu hijo.
Pregúntale qué comprende, dónde tiene dificultades, dónde se pierde y qué le hace sentirse relajado. Busca también respuestas no verbales. Está bien no tener todas las respuestas, pero si preguntas a tu hijo lo que necesita, lo comunicará a su manera, aunque no sea verbal.
- Repetir la información
Si tu hijo está alterado, divaga o se le dificulta entender, intenta repetirle lo que has oído o demostrarle con acciones.
Repetir no sólo es beneficioso para la memorización, sino que también hace que tu hijo se sienta escuchado, sobre todo si no ha expresado explícitamente su petición de ayuda.
- Defiende a tu hijo
Pregunta por las adaptaciones escolares y averigua si hay opciones de tutoría o de organización alternativa de los asientos. Aboga activamente por las necesidades de tu hijo.
- Enfatiza tu amor y deja que se note.
Tener una dificultad o reto de aprendizaje puede provocar soledad y hacer que parezca que todo el mundo está molesto contigo. Aunque no puedas comprender sus dificultades escolares, es importante que les transmitas tu amor. Diles que la escuela no lo es todo, asegúrales que las cosas mejorarán y recuérdales que son inteligentes.
- Identifique los desencadenantes
En caso de que se enfaden mientras les ayudas con los deberes, intenta preguntarles si sienten que tu presencia mejora o empeora las cosas. Pregúntales qué les causa ansiedad o estrés. Tu hijo requiere asistencia y la satisfacción de sus necesidades.
Si las tareas de lectura lo hacen sentir frustrado, considera la posibilidad de incorporar habilidades sanas de control de la ira o de implicar a su cuerpo para evitar que se abrume.
Considera la posibilidad de explorar otras opciones. Si leer le supone un reto, experimenta con conseguirle novelas gráficas o audiolibros apropiados para su edad.
Lo fundamental es asegurarse de que tu hijo sepa, que se le quiere y se le apoya, proporcionándole al mismo tiempo la orientación y las herramientas necesarias para convertirse en la mejor versión de sí mismo.
Toma nota de las necesidades de tu hijo, asegúrate de que se siente querido. Además, es importante que atiendas cómo se comunica con sus profesores y compañeros. Es decir, cómo se desenvuelve en su entorno social-escolar.